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martes, 4 de marzo de 2014

De cómo mi hijo ha re - inventado el techo de cristal para las generaciones futuras

Este texto se publico por primera vez en el Newsletter del departamento de B.A. en Recursos Humanos de Sapir College, durante mis estudios.


Hace unos días encontré a mi hijo de seis años inventando el techo de cristal a su ninja roja.
Mientras que estaba jugando con Lego "Ninjago" - un juego de pequeñas figuras de ninjas que en general son hombres, fuera de una, la "ninja roja" - y estaba ordenándolas empeñosamente, de pronto le dice alto y claro a la "la ninja roja" – que viene equipada igual que los hombres - "serás la sirvienta (en hebreo también "ayudante")". En este momento quiso el destino que su madre pase al lado de su habitación y lo oiga.


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¿Por qué y cómo mi pequeño consiguió implementar con el techo de cristal?

Obviamente no conoce el término, y sin duda no es consciente de la situación en el mercado laboral. Y por qué mis hijas, que nacieron antes que él, no hicieron lo mismo?
Decidí preguntarle a una mujer, académica, con un currículo impresionante, gerente de recursos humanos de una empresa de alta tecnología, cuál es su opinión sobre la causa del techo de cristal. 

Elegí esa área -recursos humanos- porque es un área donde la mayoría de las mujeres que trabajan en ese campo llegan a cargos importantes, pero casi nunca a roles de CEO o VP. La mujer usó el discurso conocido. Es obvio para ella que el más alto cargo al que ella puede aspirar es el puesto actual. Su discurso incluyó razones como los niños, la maternidad, la lactancia, el deseo evidente de la mujer para estar con los niños, que terminar un día de trabajo a las cuatro de la tarde no se ajusta al puesto de CEO de una empresa, etc... Me quedé sorprendida.
Si la razón son los niños y lo que respecta a ellos, la constante es que sólo las mujeres pueden dar a luz, entonces la razón se vuelve un hecho biológico. Esta constante no va a cambiar a corto plazo, seguirá existiendo, por tanto, el techo de cristal seguirá existiendo como un hecho permanente, casi biológico. El supuesto de que el hecho de volverse madre interrumpe naturalmente el flujo de la carrera profesional de la mujer, que le cambia el punto de vista de quién es ella y cuál es su lugar, que naturalmente (por naturaleza) ya no aspira a altos cargos, y que de forma natural estos roles son tomados por los hombres que, por naturaleza, no se ven comprometidos a criar a sus hijos - por lo menos no como las mujeres se ven comprometidas a ello-. Es una creencia arraigada. Pero es sólo eso, es la fe en un supuesto. Es una narrativa muy bien establecida. Un mito compartido.



Veremos, ¿Quién determina que la maternidad interrumpe la carrera de la mujer? Quien determina que los hombres no se sienten comprometidos a dedicarse a criar a sus hijos? Pregúntense quien determina este "hecho"? la naturaleza o el hombre? Tal vez la maternidad debería acompañar la carrera de la mujer e integrarse al tejido de su vida de forma natural?
La situación dada – todavía - es que hay una clara tendencia de ocupar roles de liderazgo por hombres y no por mujeres. Esto no es un hecho biológico, pero es un hecho, y bastante constante.


Me defino como feminista radical. No. No "extremista". La palabra radical viene del latín, de etimología latina "Radical". Su interpretación pura quiere decir "de raíces", o desde la raíz, desde la base. El feminismo radical cree que la clave del cambio está en el proceso de socialización, en el hogar, en los modelos y valores que los niños absorben.

No suelo intervenir en el juego simbólico de mis hijos, son juegos saludables e importantes para su desarrollo. Pero esta vez me encontré dictando ¿Por qué es ella la "sirvienta", porque es mujer? ¿Por qué no es él el "ayudante"? Ves? está equipada con las mismas armas como ellos, tiene un potente trompo también, y puede hacer las mismas cosas que ellos hacen. Qué quiere decir ponerla como sirvienta? Dicté, en la cumbre de una conversación unidireccional, en la cima de una conferencia ejemplar, sacada del mundo de las madres fanáticas que intervienen en los inocentes juegos simbólicos de sus hijos.
¿Cómo es que en mi casa igualitaria, nace un pequeño hombre que fija un techo de cristal? En nuestra casa, madre y padre cocinamos, lavamos la ropa, hacemos la limpieza, las compras, nos ganamos la vida, etc... Yo no delego en el padre, no es responsabilidad mía recordar lo que hay que hacer, él no me ayuda a mí, somos los dos. Sin embargo, parece ser que el vástago absorbió otros valores, diferentes de aquellos valores importantes para mí.

Existe la suposición de que la igualdad de género se trata de que las mujeres se desempeñen como los hombres. Para que la igualdad suceda, habrá que enseñarles a ellas a jugar como ellos, a jugar en el campo de los hombres. Nosotras interiorizamos este mensaje. En otras palabras, las mujeres ocuparán puestos clave sólo si se hacen hombres.



Diferencias de estilo de comunicación entre hombres y mujeres causan diferencias en la manera de reaccionar frente a los mismos problemas. Mujeres y hombres tienden a usar distintas palabras y a hacer un uso diferente del lenguaje en general. Estudios demuestran que las personas tienden a confiar y a dar puestos de poder a gente "como ellos" en términos de estilo de comunicación. Como resultado, en la mayoría de las organizaciones, los hombres se sitúan en la gerencia y perpetúan esta situación. Tienden a reducir a las mujeres a raíz de una mala comprensión de sus palabras e intenciones. La mala comprensión del estilo de comunicación interpersonal femenino estereotipa a la mujer y la etiqueta una y otra vez, arraigando el mismo axioma. La mujer, así intente jugar como los hombres o desista de hacerlo, será entendida y vista por ellos como demasiado pasiva o demasiado agresiva, demasiado pequeña o demasiado avasallante, incomprensible, demasiado fría o demasiado sentimental y así sucesivamente. De esta manera, la contribución femenina es pospuesta una y otra vez. Techo de cristal.
El género femenino vive en perpetuo conflicto entre la carrera y los niños, e interioriza una especie de complejo de inferioridad. Al ser madre, la mujer se considera menos en el mercado laboral. Esta situación es por lo menos absurda.

¿Cuál es la solución? La solución se basa en el desarrollo de habilidades de comunicación como la toma de conciencia, la apertura, la aceptación y el conocimiento. Desde el nacimiento. En el jardín de infantes, en primer grado, en la escuela y en la academia. Un cambio radical que se traducirá directamente en el mercado laboral. Sólo un cambio radical podrá cambiar las normas existentes.


El aporte del desarrollo de las habilidades "blandas" en las empresas es difícil de evaluar, el balance "inversión - resultado" (ROI) es difícil de medir y de controlar, pero esa no es razón para despreciar la materia y reproducir el status quo. Las organizaciones deberían entender y apreciar los diferentes estilos de comunicación existentes, deberían usar la variedad de habilidades de todas las personas que conforman la organización y obtener un mejor rendimiento y resultados. Está en nuestras manos, en los profesionales de recursos humanos, en hombres y mujeres. Podemos actuar como agentes de cambio. En una nueva realidad, las reglas de juego tendrán en cuenta a todos los actores y no sólo algunos. Habrá igualdad real de oportunidades para la Ninja Roja.



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