Me gusta/ lo comparto

domingo, 2 de marzo de 2014

El perfecto mundo de los paseantes con perro



El perro de los vecinos se llama "chocolate". Es pequeñito y marrón, con unas enormes orejas de murciélago. Si no fuera el perro de los vecinos, de la familia amiga, ni lo hubiéramos mirado, o lo hubiéramos mirado sólo para decir: "eso es un perro?" Pero a este "Chocolate" lo queremos.

Salgo con chocolate cuando su familia se va de vacaciones o viajan a visitar amigos. En los días en que saco a pasear a Chocolate, el mundo se vuelve perfecto tres veces al día durante media hora.
Muchos deseos se hacen realidad cuando uno entra en el mundo de los paseantes con perro. En primer lugar, durante el paseo con el perrito murciélago hay silencio. Pero no es el silencio de "vacío", es un silencio de "lleno". Lleno de silencio. Una tranquilidad agradable, donde uno puede renovarse, descansar y relajarse. Mientras se oyen los pasitos de perro de uñitas cantantes, reposa la cabeza. Un placer.

Cada vez, así como salimos de su casa, Chocolate hace su primera parada en el árbol de su vereda, y después en la parecita de la esquina, y en el tacho verde de basura, y en el estacionamiento del edificio 24. Ah… los bellos y fijos rituales! Me acuerdo de "Vicky", la maestra jardinera que me explicaba la importancia de los rituales. Lo importante que es mantener una secuencia fija de eventos, de acciones previstas, sin sorpresas innecesarias. Demuestro así empíricamente los mil estudios que argumentan que los rituales proporcionan seguridad. Nuevamente, un placer. Mientras agrego mi granito de arena a la investigación psicológica.

Mirá Chocolate! cuantas hierbas crecieron acá - entre las macetas esparcidas geométricamente en el jardín de la casa número 36 - incluso hay dientes de león y margaritas! Qué hermoso! Mirá, el cielo esta rosa... mañana será un día primaveral. ¿Qué, no sabes que cuando las nubes están color rosa al atardecer, al día siguiente será un día precioso? ¿Qué tipo de perro no sabe eso?

Cuando la familia de Chocolate está de de vacaciones, yo no tengo preocupaciones durante una hora y media al día. No sé cómo explicarlo. Pero en el lapso de los pasitos con uñitas que hacen "tink tink tink", del cielo, de la hierba, del paisaje barrial, de la tranquilidad y del tiempo sin reloj, el mundo llega a ser muy similar a una propaganda de toallitas femeninas, una utopía.
Lo interesante del mundo de los paseantes con perro son los paseantes con perro. Dónde esta esa gente cuando se la necesita? ¿Dónde están cuando estoy en la amontonada y nerviosa cola del supermercado, donde están cuando estoy en la larga, interminable y nerviosa cola del médico o en la larga fila de coches en el cuello de botella de la rotonda? Dónde cuando estoy en el imposible estacionamiento del gran predio de compras el viernes por la tarde? Es muy claro que sólo existen en el mundo perfecto de los paseantes con perro. Fuera de ese mundo, seguramente se deshacen, como los vampiros se convierten en polvo bajo la luz del sol.

Por la mañana, en las calles del perfecto mundo de los paseantes con perro, hay perros grandes, pequeños, medianos, blancos, marrón, con manchas, sin manchas, con pintitas, sin pintitas, con las orejas hacia arriba, con las orejas hacia abajo, negros, de pelo largo, corto, rizado. Todos diferentes, pero aceptados y bienvenidos. Todos aman y son queridos. También es así por la tarde y por la noche en un mundo perfecto.
Siempre a las mismas horas, se reúnen por las calles del barrio los paseantes con perro con otros paseantes con perro. Es una "cita" en masa bien programada, armoniosa y confidencial. Me siento como Harry Potter. Yo entro en el mundo utópico del "hombre/ perro/ paseo", así como él entra en el mundo de la escuela de la brujería y Hechicería "Hogwarts".

Tal vez la persona que camina con un perro se reencuentra con su alma.
En el perfecto mundo de los paseantes con perro todo es intrigante, excitante y nuevo, a la vez que todo es conocido, relajante y seguro.

Chocolate ha hecho pis – incluso hizo también "número dos"- olfateo, corrió un poco, probo todos los rincones conocidos. Volvemos, no hay otra opción.


Suena el móvil, suena un "Whatsapp", "¡Mamá!" -La voz de un niño, "¡Mami!" -La voz de una niña, "¿Quién dejó esto así!?" -voz de un hombre, piso agua en el piso de la cocina, veo que hay mail nuevo y comienzo a responder, entonces suena el timbre de la puerta, yo salto... error. Una vez más son demasiado perezosos para buscar el timbre del apartamento deseado y tocaron el número uno, me tengo que ir, ufff el auto no tienen combustible, voy a parar a cargar nafta, pero se me hará tarde, la niña no está lista, entonces el niño llega tarde, la gata vomitó sobre el sofá, ¿por qué ahora?!? La grande: "me llevo 50 shekel para la tarjeta de colectivo!" Pero yo quería dinero en efectivo, no importa... Son las ocho, me voy, chau.

*** () ***

Mientras conduzco por la ruta, me acuerdo del perfecto mundo de tres veces al día. Sólo en ese mundo perfecto, el acto de ser, simplemente de existir, de existir simplemente, es legítimo.

2 comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...