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viernes, 13 de noviembre de 2015

La "Sociología de lo Posible"






Hoy en un encuentro grupal, uno de los participantes consideró a la "Falsa conciencia" como una causante, entre otras cosas, de la baja participación política entre los jóvenes (aquí definidos como ciudadanos de entre 18 y 30 años) o de su sensación de no tener la mínima chance de influir en la política del estado o de dejar huella en el diseño de la sociedad. 

El término "Falsa conciencia", marxista por excelencia, disparó entre los participantes una serie de bromas que de inmediato me llevaron, en asociación libre, a algunos profesores de sociología, que según mi impresión, han colocado a ese término ya en el mausoleo de la ciencia social, aunque sean ellos mismos de izquierda, así como casi todo el ambiente académico en estas tierras. A veces tiendo a pensar que si algún estudiante osa escribir "Falsa Conciencia" en algún trabajo final, sería tratado como quien vive en el tiempo de ñaupa. 

No obstante, y para mi entusiasmo, el espíritu marxista está bien vivito y coleando en la academia. En un fascinante artículo, publicado en el 2012 en la renombrada revista académica American Socilogical Review por Erik Olin Wrigth, profesor en el departamento de Sociología de la Universidad de Wisconsin y presidente de ASA ese año (American Sociological  Association) el marxismo está más que presente. El Neo-Marxismo, digamos. El texto expresa una perspectiva marxista muy refrescante. Ya desde el título, el cual si está bien puesto puede decir mucho sobre el contenido, se deja entender la tendencia. 

El artículo se titula "Transforming Capitalism through Real Utopias" y barca una amplia reflexión sociológica sobre las alternativas a las instituciones o las estructuras sociales dominantes. Sobre todo, examina las alternativas al capitalismo. El autor espera contribuir a lo que él llama "la sociología de lo posible" y no sólo de lo existente, principalmente en una época en la que el capitalismo se percibe como el orden natural de lo existente. La idea de una "sociología de lo posible" es una idea muy atractiva ante mis ojos y aspira a seguir la línea de la Escuela de Frankfurt, o sea, de una ciencia social crítica y emancipadora. 

El primer principio que aparece en el artículo expresa la idea de que muchas formas de sufrimiento humano y de déficit en el desarrollo humano son el resultado de estructuras e instituciones existentes. El segundo, indica que una correcta transformación de las estructuras e instituciones existentes contiene el potencial de reducir significativamente el sufrimiento y de ampliar las posibilidades para el crecimiento de la raza humana. Sin embargo, la transformación y el cambio social, como un proceso proactivo, podría incluir efectos indeseables, que a veces podrían llevar a un estado de cosas peor que el anterior al cambio. 

El autor sugiere el término (el muy gratificante término para mí) "Utopía Real" como medio para pensar en alternativas y en posibles transformaciones que tomen en cuenta los dos principios antedichos. El término "Utopía" encarna la tensión entre los sueños y la práctica, y se refiere al desarrollo de alternativas que contengan nuestras más profundas aspiraciones, un mundo donde todas las personas tengan acceso a las condiciones necesarias para el crecimiento. El concepto de "Real" trata de alternativas respecto a los efectos indeseados o a la dinámica de efectos devastadores que podrían producirse sin querer en el proceso de cambio. El autor examina la "Utopía Real" a través de cuatro tareas. En primer lugar, la instalación y la descripción de los principios morales necesarios para analizar y juzgar a las instituciones sociales. En segundo lugar, mediante el uso de esos principios para la crítica y el diagnóstico de las instituciones existentes. En tercer lugar, mediante el desarrollo de alternativas sostenibles en respuesta a las críticas y a los diagnósticos del paso anterior. En cuarto lugar, la oferta de una teoría aplicable, que lleve adelante la transformación, sobre las bases de las alternativas presentadas. Los principios morales por los que se analizaría el capitalismo serían la igualdad, la democracia y la sostenibilidad.

Para el autor, la igualdad es una condición en la que todas las personas poseen acceso a las mismas condiciones sociales y materiales necesarias para la vida próspera. Téngase en cuenta que hay una distinción entre lo que sería "el acceso a los mismos términos y condiciones" y entre "tener las mismas oportunidades".¿Qué sería una "vida próspera"? la idea se refiere a las diversas formas en que los individuos podrían desarrollar sus habilidades intelectuales, físicas, artísticas, espirituales, sociales y morales. Las condiciones materiales, como podemos intuir, son los recursos financieros para proporcionar la seguridad y las necesidades existenciales. Las condiciones sociales incluyen ideas como el respeto mutuo, la comunidad, la solidaridad y la confianza.
El concepto de la democracia hace hincapié en el valor central sobre el cual toda institución democrática debería tener la intención de construirse: ​​idéntico acceso para todos los miembros de la sociedad a los medios necesarios para la participación en la toma de decisiones sobre los asuntos que los incumben y afectan. Es decir, si una determinada decisión impacta o influye en las vidas de la gente, entonces esas personas deben tener la opción de ser parte de la decisión. ¿Refrescante ya dije?

La sostenibilidad se refiere a las generaciones por venir. Éstas deben de tener el mismo acceso a las condiciones sociales y materiales que posee la generación actual. Si la igualdad es la justicia social para la gente de hoy, entonces la sostenibilidad es la justicia social para las futuras generaciones que están por venir.
 La transformación del capitalismo implica la democratización de la economía, se presentan tres estrategias para la transformación y el impacto: 1-rupturista (rotura brusca entre las instituciones existentes y los nuevos arreglos) 2-intersticial (construcción de nuevas formas de empoderamiento social en los márgenes del capitalismo, donde no parezcan amenazar directamente a las clases dominantes y las élites), 3-simbiótica (la mejora de las estructuras existentes, el empoderamiento al mismo tiempo del Estado y de la sociedad civil, la cooperación entre los movimientos sociales y los gobiernos). El autor sostiene que la estrategia con mayor potencial de éxito es la que logre combinar entre la simbiótica y la intersticial.

En conclusión, el documento ofrece un marco basado en un empoderamiento social significativo que involucre un compromiso de pluralismo y de heterogeneidad institucional.
En el mundo del "así es" y del "no hay nada que hacer", la visión de la "sociología de lo posible" abre una grieta por donde quizás pueda ser germinada una semilla para el cambio. El carácter emancipador de la ciencia social no puede ni debe ser retirado de la charla, y aunque me haga quedar como una perfecta "nerd", debo confesar que la lectura del artículo me aportó cierta felicidad durante varios días.

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