" Si Dios me diera una señal clara. Como por
ejemplo depositar gran cantidad de dinero en una cuenta a mi nombre en Suiza ... "
Woody Allen
Lunes, segunda fiesta de Pesaj, me
encuentro leyendo un artículo de "Haaretz" fechado sábado/domingo 19/20
de 2014 y titulado "Una oscura visión ecológica de un activista"
(extraído de "The New York Times Magazine"). El artículo describe,
entre otras cosas, una condición en la que el individuo acepta un destino amargo,
y frente a este, solo intenta prepararse de la mejor manera que pueda al
colapso temido, a lo peor que está por llegar. De alguna forma me recordó el
programa "Doomsday Preppers", transmitido por la National Geographic,
pero con guarnición de un poco de filosofía.
También concordó de alguna manera con la temática
de la libertad, ya que Pesaj también es llamada la "festividad de la
libertad"- haciendo alegoría a la salida de Egipto y a la liberación del
destino de esclavitud (por lo menos de esa esclavitud…pero eso es tema para
otro post). Concordó con el tema de la liberación, no en términos de la liberación
de un destino desgraciado, sino en términos de la liberación del sufrimiento
que implica el saber que me espera un destino desgraciado.
El artículo refleja el momento en que una
persona, un ser vivo, consciente, se ve ante el colapso de la civilización que
creó y del planeta, pero que a pesar de ser un activista en la protección del
medio ambiente, ya no intenta cambiar la cultura o las estructuras sociales y económicas
que lo llevó al borde del colapso - con el fin de salvar la casa y salvarse a
el mismo - sino que decide dar un paso atrás y vivir el plazo que aún le queda con
la mayor dignidad de la que sea capaz. Esto, como si hubiera una línea clara, una
visible frontera, un límite que dividiría una zona que llamaremos "zona
donde la acción todavía influye" de otra llamada "zona donde la
acción ya no afecta", y como si nosotros ya hubiéramos cruzado este límite.
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"Qué podemos hacer
para evitarlo?" Esta fue uno de los comentarios que despertó el post: "Capitalismo si es una mala palabra". Por supuesto que no tengo la respuesta definitiva,
pero seguro que la desesperación, la renuncia y el rendirse no deberían de ser opciones
a tomar en cuenta. Sin el deseo de cambio que nos produce la quiebra del
sistema capitalista, que nos quedaría?
El artículo de "Haaretz" describe
un cambio de mentalidad en los ambientalistas que examina. Un cambio en la
manera de pensar, una mutación desde un "hay que accionar y hacer para conseguir
el cambio" a un "Hay que contener el fracaso". En realidad se
trata de renunciar, sin usar la palabra renunciar.
No me parece posible identificar una línea
divisoria clara entre el Modo 1 –"Usted todavía puede cambiar", y el
modo 2 – "Ya está perdido, fracaso en puerta". Y si es que hay una
línea así, voy a optar por pensar que no la hemos cruzado todavía.
Pero ¿Qué se
consideraría victoria y qué se consideraría fracaso? Cuáles serían las métricas
por las cuales lideraríamos el proceso de crecimiento de otro sistema económico?
Hablo de un cambio a un sistema más humano, a una economía que se adapte a los
seres humanos y al medio ambiente. Una economía libre del mito del progreso, libre
del mito de la separación entre el hombre y la naturaleza y libre del mito del
humanismo – humanismo como fuerza que declara el centralismo de la persona
humana y al humano como único punto de referencia -. Cuando sabremos hemos
conseguido nuestros objetivos? Que vara mide eso?
Por ejemplo, pregunto yo: el
establecimiento de una nueva cooperativa ¨Haagala" en otra ciudad más, que
incluiría 200 miembros, se podría considerar como una victoria? Es el desmembramiento
de la industria de la carne - como lo conocemos hoy en día, una industria inimaginablemente
cruel hacia los animales - considerado la victoria? ¿Las dos cosas están
conectadas a la misma revolución? Es que el logro de uno de los dos objetivos antes
citados no tendría sentido sin el logro del otro objetivo?
Creo que he mencionado dos ejemplos que se
encuentran íntimamente relacionados. Las dos metas presentan la búsqueda de una
alternativa más competente, la búsqueda de un sistema económico más natural
ante el colapso capitalista. Una búsqueda rápida en la red mostrará fácilmente
mil ejemplos de búsquedas de alternativas. Por ejemplo haga clic aquí.
Hay movimientos locales y globales que
empujan hacia la misma dirección, así sean o no consientes ello. Todos estos movimientos presentan un mismo deseo, el deseo de cambio. Al parecer, el sistema existente sabe despertar el deseo. Es un fenómeno que podríamos llamar: "Un Capitalismo llamado Deseo".
Creo que es el momento de saltar la primera
valla, de cruzar el primero de los obstáculos, que es romper el pensamiento
hegemónico que nos dicta que no hay alternativa al capitalismo. Estamos frente
a la necesidad imperiosa de cuestionar la realidad, de dejar ir a esa arraigada
plantilla de pensamiento que dice que "Lo que fue es lo que será." Debemos
cuestionar la idea de que el sistema capitalista existente puede ser la base de
una sociedad moral y de un sistema auto sustentable. Nada
más lejos de la realidad, este es un sistema en el que pocas personas están
ganando beneficios a expensas de la mayoría, basado en la hiperproducciòn de necesidades
y de productos causando la destrucción de la propia casa, pocas personas están ganando
a expensas de la utilización excesiva y global de los recursos y también a
costa de la utilización de organismos vivos.
Ya es hora de que la búsqueda de
alternativa se convierta en Mainstream, ya es hora de una observación macro y a
largo plazo de lo que está sucediendo. Es el momento de unir las fuerzas
prácticas e intelectuales. Es hora de que cada uno de los individuos que forman
parte de la sociedad reconozca las muchas maneras en que el sistema afecta a
nuestra vida privada, a nuestra actitud hacia la familia. Es hora de ver con
claridad como los valores y los comportamientos asociados al sistema afectan cada
capa de nuestra existencia.
Porque yo no quiero - todavía - abrir la
posibilidad de fracaso. Yo quiero ver un cambio verdadero que comience durante
el lapso mi vida.
Creo que hay una necesidad de establecer
parámetros, de aprender de los éxitos y de convocar a las mentes a pensar.
Estoy aquí llamando a este reto. Grandes
ideas no me faltan y, probablemente, no les falten a ustedes tampoco. ¿Quién se
adhiere al capitalismo llamado deseo?
Totalmente de acuerdo!!!! Bajar los brazos, jamás!!!
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