A diferencia de lo que pasa en otras familias, las
cuales avanzan tecnológicamente, en mi familia aún mantenemos la antigua
costumbre de utilizar un pizarrón de anuncios. Esa buena y vieja cartelera
publica de anuncios.
Nuestro pizarrón de anuncios es un modelo sofisticado,
es "multitareas ", también enfría y congela alimentos.
Oí que las familias tecnológicamente avanzadas y
apropiadas al siglo 21, ya se han pasado a un grupo familiar en Whatsapp .
Especialmente durante las fiestas y las vacaciones es que se ve a los grupos de whatsapp familiares ponerse
bien activos y llenarse de actualizaciones mutuas. En dichos grupos se plantean
actualizaciones mutuas, solicitudes, arreglos logísticos, avisos, tópicos
varios, y por qué no, también cálidos saludos que van ida y vuelta. Y la verdad es que está bueno. De esa manera, no tendría que
esperar hasta llegar a casa para actualizarme en asuntos logísticos. "Everything on-line". Tan pronto como se presenta la
necesidad, ya está satisfecha. Y la documentación es inmediata. No hace falta
recordar la información a dar, ni tampoco recordar darla más tarde, se ha dado
a conocer ya, ahora mismo. Ya no es mi responsabilidad. Ahora, es un problema del otro. Ya no está en mí.
El resultado es que la tarjeta de memoria cerebral
del usuario no se llena. Ni siquiera hace falta llamar por teléfono y hablar, así se ahorra el tiempo del llamado.
Este método permite a su vez que el "tiempo de la cena" sirva para conversaciones
sustantivas con su pareja, en lugar de hablar sobre el horario de trabajo y la
logística del día siguiente.
Se podría decir que en casa tenemos un grupo Whatsapp
parcial... o un medio grupo.... o un cuasi grupo.... o un "wanna be"
grupo Whatsapp. Es decir, las chicas me envían mensajes por whatsapp, y yo les respondo.
Es re cómodo! Encima de todo eso, un grupo cerrado de Whatsapp mantiene la
intimidad de la familia. Todo queda en familia. Se mantiene la intimidad que
nos pertenece.
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Entonces ¿por qué oponerse a un grupo familiar en
Whatsapp?
No. No es por el peligro que correría la familia judía,
como acotan los rabinos pertenecientes a Satmar Hasidim en EE.UU.: . . ."Los
usuarios tienden usar la aplicación para chismes, fotos y demás, de contenido
sexual. Contenido que se define como pecado y peligro para la familia"
(Calcalist 09-02-14 ) En un grupo cerrado,
tal peligro no existe. Tampoco es por las
molestias de los mensajes permanentes. Ni es por la dificultad de tener que estar disponible para
siempre, es decir, por la "esclavitud" de la palabra siempre - o el
peso de la expectativa de estar disponible por y para siempre.
El pizarrón de anuncios público es una especie de
ritual. Una ceremonia cuyas reglas conozco bien. Sé exactamente cómo hay que
comportarse, qué hacer. Sé qué esperar. Esta ceremonia también tiene leyes
relacionadas con el tiempo de respuesta esperado, y sé bien las leyes. Cambiar
las reglas del juego consiste en cambiar la ceremonia conocida por otra poco conocida y no
entendida completamente.
Al abrir un grupo Whatsapp familiar puede pasar –
de manera encubierta o abiertamente - que la familia nuclear se defina como "comunidad".
Ya me es suficientemente curiosa la definición "grupo" para mi
familia, más extraña aún sería la definición "comunidad". Es como alejar
a la familia de la familia. Instalar un canal de comunicación, un medio de comunicación,
que se usaría en lugar de la comunicación directa.
¿Cuál es el
significado de todo esto?
El significado es un sentimiento de pérdida.
Pérdida de lo viejo. Miedo a tener que aprender algo nuevo, miedo al fracaso,
miedo a que al aprender el "algo nuevo" tendrá que
"olvidar" el pasado - lo familiar y conocido. Cada una de estas razones
seria suficientes para oponerse a un grupo familiar Whatsapp. Pero esta es la
verdadera razón?
¿Cuál es la verdadera razón para
oponerse a un grupo de Whatsapp familiar?
La razón es la siguiente: qué tipo de gente quiero que sean mis hijos.
Quiero que sean gente de palabra. Quiero que sepan que si quedamos "a las tres", quiere decir "a las tres". Quiero que sean gente de credibilidad y de confianza. Esta constante conexión "on-line" causa la degradación de la palabra. Quiero gente que cuando dice "En un minuto estoy ahí", la tengo aquí en un minuto. La incesante conexión ininterrumpida, y el supuesto de que la conexión es de hecho constante e ininterrumpida, lleva a que en cualquier momento dado se pueda "actualizar". Esto no honra a la palabra dicha. Por ejemplo, sucede que uno llega tarde, pero cuando se convierte en un hábito respaldado por la tecnología, es otra cosa. Algo así como: "Estate listo y en alerta constante, porque un mensaje actualizará en cada momento todo" Esto ya no es un "estoy retrasado", sino una dependencia restrictiva.
Quiero gente asertiva, que dice "no", que dice: "Ahora no estoy", "Este es tiempo para mí". Es de común conocimiento que la educación se hace con hechos y con los modelos que uno manifiesta. Por lo tanto, yo digo "No, ahora no estoy disponible", con la esperanza de que mis hijos sepan cuidarse a sí mismos en el futuro.
Quiero gente que pueda esperar, que tenga la capacidad de retrasar satisfacciones.
Y yo quiero gente comprometida, que entiende que la responsabilidad es compartida. Gente que no pasa su mensaje en el momento en que le surge y en ese momento se convierte en un problema del otro, porque piensa "Yo ya hice lo mío".
Sin duda, la revolución tecnológica de los medios
de comunicación trae cosas grandiosas, intrigantes, cosas deseadas y emocionantes.
Pero al igual que cualquier revolución, también trae efectos secundarios no tan
deseados o emocionantes.
Me parece excelente!!! El pizarrón con todo lo que implica, también es un modo de cuidar los valores.
ResponderBorrarY como si fuera poco, es más lindo!!!
si, así es también para mi.
ResponderBorrarEs como mas personal también, ecléctico como yo. ja ja ja